La Segunda Inocencia
La Segunda Inocencia "...Enigma... enigma..." escucho Tiago en su cabeza al despertar de esa fatal siesta de una deprimente domingo, al que aun le faltaba el atardecer del domingo, y lo peor: la medio noche, donde las malignas estadísticas dicen que ocurren la mayoría de los suicidios en el mundo. El estaba atravesando una terrible crisis existencial a los Hedmiway: "La lección más difícil de adulto es la incesante necesidad de seguir adelante, sin importar lo roto que uno se sienta por dentro"; a lo Schopenhauer: "La vida es un péndulo que oscila entre el dolor y el aburrimiento", a lo de Eclesiastés "El mucho saber solo aumenta el sufrir", su cabeza era el perfecto campo de batalla entre Schopenhauer y Nietzche y su celebre disputa: vivir para sufrir?. Pero con ninguno de estos hombres se identificaba tanto como con Jeremías, el profeta llorón, que tantas veces parecía decir sus propias palabras. ¡Maldito el día en que nací!...